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El Credo de Buda

- No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos.
- No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean.
- No creáis en nada porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas.
- No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os lo inspira.
- No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras, sólo porque ellas lo digan.
- No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano.
- Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia.

BUDA

2009/11/20

LEY DE POLARIDAD - Saint Germain




Amable lector, hoy quiero hablarte sobre la Ley de Polaridad que dice: Todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliadas.


En verdad las cosas tienen dos lados, dos aspectos, dos polos, un par de opuestos, con múltiples grados entre los dos extremos.

Las viejas paradojas, que han dejado siempre perplejas la mente de los hombres, son explicadas por la comprensión de esta Ley.

Tesis y antítesis son idénticas en naturaleza, pero diferentes en grado; los opuestos son lo mismo, difiriendo sólo en grado; los pares de opuestos pueden ser reconciliados; los extremos se encuentran; todo es y no es al mismo tiempo; todas las verdades no son sino medias verdades; toda verdad es medio falsa; hay dos lados para todo, etc.


Esta ley explica que en todo hay dos polos, o aspectos opuestos, y que los opuestos son realmente sólo los dos extremos de la misma cosa, con muchos grados variables entre ellos.


El calor y el frío, aunque opuestos, son idénticos en naturaleza, son realmente la misma cosa, siendo las diferencias meramente una cuestión de grados. El termómetro muestra muchos grados de temperatura, siendo llamado el polo más bajo frío y el más elevado, calor. Entre estos dos polos hay muchos grados de calor o frío, llámalos cualquiera de los dos y estarás igualmente en lo correcto. El superior de dos grados es siempre más cálido, mientras que el inferior es siempre más frío. No hay ninguna norma absoluta, todo es una cuestión de grado. No hay ningún lugar en el termómetro donde el calor cese y comience el frío. Es todo una cuestión de vibraciones más altas o más bajas. ¿Cómo poder en el termómetro descubrir dónde termina el calor y comienza el frío? No hay tal cosa como el calor absoluto o el frío absoluto, los dos términos calor y frío indican simplemente grados variables de la misma cosa, y esa misma cosa que se manifiesta como calor y frío es meramente una forma, una variedad y una frecuencia de vibración. Así que calor y frío son simplemente los dos polos de eso que llamamos calor y en consecuencia los fenómenos que le acompañan son manifestaciones del principio de polaridad.


Luz y oscuridad son polos de la misma cosa, con muchos grados entre ellas. La escala musical es lo mismo; comenzando con Do os movéis hacia arriba hasta que alcanzáis otro Do, y así sucesivamente, siendo las diferencias entre los dos extremos del cuadro las mismas, con muchos grados entre los dos extremos. La escala de color es lo mismo, siendo la única diferencia entre el violeta alto y el rojo bajo de vibraciones más altas o más bajas. Grande y pequeño son relativos. Igual lo son ruido y silencio, duro y blando siguen la regla. Igualmente agudo y romo. Positivo y negativo son dos polos de la misma cosa, con incontables grados entre ellos. La misma ley se manifiesta en el caso de grande y pequeño, que son la misma cosa, consistiendo la diferencia de grados variables entre los dos polos del fenómeno. ¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Entre negro y blanco? ¿Entre bulla y calma? ¿Entre positivo y negativo? La Ley de Polaridad explica estas paradojas.


Los mismos términos alto y bajo, que estamos compelidos a usar, no son sino polos de la misma cosa. Igual con Este y Oeste; viajad al rededor del mundo en dirección Este, y alcanzaréis un punto que se llama Oeste en vuestro punto de partida, y retornáis desde ese punto hacia el Oeste. Viajad lo bastante lejos al Norte, y os encontraréis viajando hacia el Sur, o viceversa.

Amor y odio son considerados generalmente como cosas diametralmente opuestas una a la otra, enteramente diferentes, irreconciliables. Pero aplicando la Ley de Polaridad encontramos que no hay tal cosa. Los dos son meramente términos aplicados a los dos polos de la misma cosa. Solamente odiamos lo que amamos o hemos amado. No podemos odiar lo que nunca hemos amado. Empezando en cualquier punto de la escala encontramos más amor, o menos odio, conforme ascendemos la escala; y más odio o menos amor conforme descendemos. Hay grados de amor y odio, y  hay un punto medio donde gusto y disgusto se vuelven tan débiles que es difícil distinguire ntre ellos. Coraje y miedo caen bajo la misma regla. Los pares de opuestos existen en todas partes. Donde encontráis una cosa encontráis su opuesto, o sea los dos polos. Y lo más importante de esta Ley es que podemos cambiar las vibraciones de odio a las vibraciones de amor, en la propia mente de uno y en las mentes de otros. Muchos de vosotros, que leéis estas líneas, habéis tenido experiencias personales de la rápida transición involuntaria del amor al odio y viceversa, en vuestro propio caso y en el de otros. Y te das cuenta por tanto la posibilidad de que esto se consiga por el uso de la voluntad.

Bueno y malo no son absolutos; llamamos a un extremo de la escala bueno y al otro malo, o a un extremo bien y al otro mal, de acuerdo con el uso de los términos. Una cosa es menos buena que la cosa más arriba en la escala; pero esa cosa menos buena, a su vez, es más buena que la siguiente cosa bajo ella; y así sucesivamente, siendo regulado el más o menos por la posición en la escala. Bien y mal no son sino los polos de la misma cosa, y los metafísicos comprenden el arte de transmutar el mal en bien, por medio de una aplicación del principio de polaridad. El arte de polarización se convierte en una fase de la alquimia mental conocida y practicada por los metafísicos antiguos y modernos. La comprensión de esta ley le capacitará a uno para cambiar su propia polaridad, así como la de otros, si quiere dedicar el tiempo y el estudio necesarios para dominar el arte.


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