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El Credo de Buda

- No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos.
- No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean.
- No creáis en nada porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas.
- No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os lo inspira.
- No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras, sólo porque ellas lo digan.
- No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano.
- Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia.

BUDA

2010/02/01

SANTA TERESA DE JESÚS

 

SANTA TERESA DE JESÚS – Respuesta a una pregunta interior.


Carmen RR – marti68@hotmail.com                                              


30/01/2010 – 16:00    
                                                                                               
No hago introducción.
El mensaje viene antes que yo diga nada.

“Yo soy Santa Teresa de Jesús.
Soy, he sido y seré siempre discípula de Cristo.
Mi amor por Él fue tan inmenso que mi cuerpo ni lo resistió.
Muchas veces te has preguntado el porqué los santos, como vosotros nos llamáis, no nos comunicamos con vosotros.
Ésa no es nuestra misión.
Aunque también velamos por vosotros y os intentamos ayudar en lo que podemos, en vuestras necesidades y en vuestras peticiones.
El Amor de Cristo es puro. Cuando te sientes tocada por Él, bañada por Él,  no hay nada más sublime.
Acercaos al Cristo introduciros en sus yagas y en sus heridas y comprobaréis la sanación del espíritu y la confortación del alma.
Yo soy la Santa Teresa de Jesús a la que llamabais mística.
Los santos también estamos pero de otra manera. Este mensaje es una respuesta a tus preguntas interiores.
Quédate con el calor de Cristo, con el amor de Cristo y la fuerza de su Espíritu.
Amada seas hermana.”

NOTA:
Teresa de Ahumada nació en Ávila (España), el 28 de marzo de 1515. Desde sus más breves años comenzó a sentir mística exaltación, y a los 7 años huyó de su casa con un hermano, para ir a buscar martirio.
Vuelta al hogar, a los doce años pasó por el dolor de perder a su madre, lo que la afectó en extremo y pareció decidir su vocación religiosa.
A los 16 años entró en el convento de Santa María de Gracia, llevada por su padre a causa de sus malas frecuentaciones, entre ellas la de una su prima, y de las exageradas lecturas de libros de caballerías.
El tres de noviembre de 1534, a los 19 años de edad, profesó en el convento de la Encarnación de Ávila. Poco después cayó gravemente enferma y su padre la llevó a baños minerales: sentía los primeros síntomas de sus neurosis. En 1537, en casa de su padre, sufrió un ataque de parasismo, y durante dos años estuvo paralítica.
Curó, y durante bastantes años su fe anduvo bastante entibiada, hasta que volvió al pasado ardor religioso por que, según dice ella, Cristo se le apareció con airado semblante. Entonces creyó que la causa de su frialdad provenía de su demasiado frecuente trato con seglares, y resolvió reformar la orden del Carmelo, a la cual pertenecía, y fundar religiones de monjas descalzas y enclaustradas.
Hora era que llegaran estas reformas, pues la orden estaba del todo relajada. En su empresa tuvo grandes dificultades que vencer, pero le ayudaron eficazmente una de sus hermanas, otros parientes, varios señores piadosos y la duquesa de Alba.
Sus principales obras son en prosa: amenas unas veces, especiosas otras, son pruebas de que la santa, que tanto se queja en ellas de su falta de letras, era una gran estilista. En cuanto a sus poesías, fueron compuestas en ciertos momentos de mayor ardor místico, por la que ella decía que la Divinidad se las inspiraba.
Santa Teresa murió, después de realizada su obra de reforma, el 4 de octubre de 1582, a los sesenta y siete años.



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